Errores académicos más habituales del alumno/a con TDAH
La mayorÃa de ellos presentan un rendimiento académico inferior al que se espera por edad e inteligencia.
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Cometen errores por descuido en lectura, escritura y cálculo.
Errores en lectura:
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Omisiones: `Mi hermana tiene seis año_`
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Adiciones: `Las casa de mis tÃos`
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Sustituciones: `Me acerqué al perro con cierto tambor`(en lugar de temor)
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Dificultades ante grupos consonánticos: tr/bl pr/br
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Comprensión lectora deficiente. ejm: instrucciones
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Desmotivación ante la lectura y rechazo: por fatiga, fracasos anteriores.
Errores en escritura:
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Uniones de letras: `Fui aver` (a ver)
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Fragmentaciones: `Des pues`(después)
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Adición de letras, sÃlabas y palabras: `Vol-e-veré`
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Omisión de letras, sÃlabas y palabras: `Semana-s`
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Sustitución de letras, sÃlabas y palabras:`Aguelos`
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CaligrafÃa pobre y desorganizada. Saber a que se debe: rapidez, descuido por impulsividad, por despistes?
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Mayor número de faltas de ortografÃa: por dificultad en memorizar las normas ortográficas y dificultad a la hora de automatizarlas (aplicar una norma que conoce).Lo más eficaz: Refuerzo, hábito de repasar.
Errores en cálculo:
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Pobre comprensión de los enunciados. Por lectura impulsiva o falta de atención. Necesario trabajo mediante autoinstrucciones
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Errores por descuido a la hora de utilizar el signo. Trabajar con colores
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Dificultad de abstracción de conceptos matemáticos. Trabajar de lo concreto a situaciones no tan cercanas a él.
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Presentan dificultades en `Prestar atención a dos estimulas a la vez`: Copiar lo que está en la pizarra en su cuaderno; Dictar los deberes o un examen.
Durante las clase sà se les debe escribir en la pizarra y sà se les debe dictar, puesto que tienen que aprender y mecanizar el sistema, pero a la hora de trasmitirles los deberes en vez de escribirles en la pizarra es mejor darles fotocopias. Lo mismo sucede en los exámenes, es mucho mejor entregarles unas fotocopias con los ejercicios. Con ello evitaremos los errores que puedan cometer a la hora de escribirlo. Al tener mala escritura o escribir más despacio que sus compañeros, pueden llegar incluso a comerse palabras y luego no entender lo que han escrito, lo que les llevará a no realizar bien la tarea o examen.
Mientras explicamos una lección se perderán varias veces. Si hay alguna descripción que queramos que se aprendan y que no está reflejada en el libro debemos asegurarnos que la tengan escrita en el cuaderno o en los márgenes del libro.
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Pierden u olvidan cosas necesarias para sus tareas escolares tanto para llevar a clase como para casa. Importancia del uso de la agenda
Es fundamental que los profesores estén pendientes en recordarles que metan a la mochila lo necesario para realizar los deberes y que anoten en la agenda la tarea para que los padres puedan estar pendientes de que es lo que tienen que hacer o estudiar.
`Examen de mates el jueves 24`, `Entrega de resumen del libro tal, el 12 de tal mes`,
`Lengua, ejercicios 6 y 7 para mañana` ó `lengua, ejercicio 6 y 7 para el viernes`.
Trasmitir a los padres la no entrega de tareas pero sin descalificativos, por ejemplo en vez de escribir `no ha hecho la tarea de lengua`, escribir `le falta la tarea de lengua`. No hacer uso de la agenda sólo para lo negativo. Cuando haya que comunicar a los padres cosas que el niño debe corregir es preferible escribir en la agenda: `Solicitar hora`, los padres entenderán que es necesario hablar con el profesor.
A la hora de que cada profesor dicte o escriba en la pizarra la tarea para hacer, hacerlo con el suficiente tiempo antes de que suene la campana. Ellos, como los demás, querrán salir al patio o a casa como todos, sólo que a los demás les ha dado tiempo y ellos no lo habrán terminado de hacer o al menos bien.
Como en cada clase sólo habrá uno o dos, mientras el profesor trasmite la tarea a hacer deberá echar un vistazo a los alumnos que tengan TDAH y comprobar con discreción que lo está haciendo correctamente.


Causas de una baja autoestima en niños con TDAH.
La autoestima es el concepto que tenemos de nuestra valÃa, y está basado en los pensamientos, los sentimientos, las sensaciones y las experiencias que vamos recogiendo sobre nosotros mismos durante toda nuestra vida.
El autoconcepto y la autoestima juegan un importante papel en la vida de las personas; y el hecho de que estos sean positivos es muy importante para la vida personal, profesional y social.
Lamentablemente, muchos niños con TDAH reciben comentarios negativos por parte de la familia, los profesores y los compañeros. De hecho, varios estudios demuestran que los niños con TDAH se valoran a sà mismos más negativamente y sienten que tienen más problemas, que son más impopulares y menos felices que el resto de niños de su edad.
Esto puede deberse a diferentes motivos:
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Sus dificultades para controlar su conducta, hacen que tenga problemas en sus relaciones con los demás (amigos, compañeros de clase, hermanos, etc.) y por lo tanto, sentirá que sus habilidades sociales son insuficientes.
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El niño con TDAH, generalmente con bajo rendimiento escolar, se compara con sus compañeros y amigos, y piensa que vale menos que ellos, por ejemplo, se da cuenta de que ha necesitado toda la tarde para resolver un trabajo que sus amigos hicieron en una hora.
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Estos niños suelen equivocarse más que el resto. Se esfuerzan en hacer bien las cosas, en agradar a los demás, pero los resultados no siempre son satisfactorios.
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A raÃz de todo este esfuerzo sin éxito, se sienten frustrados, y en muchas ocasiones exclaman: "Todo lo que hago me sale mal."
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A menudo, deben enfrentarse a actividades que les exigen poner más atención o autocontrol del que poseen, aumentando asà su sensación de frustración o fracaso.
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Es muy difÃcil educar a un niño con TDAH. En unas ocasiones, se comporta de forma muy inteligente y madura y, en otras, parece más pequeño. Esto desconcierta a los padres; con frecuencia se enfadan con él y le regañan, dándole información negativa sobre su comportamiento.
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Tras hacer mal algunas tareas, los adultos dejan de darle responsabilidades por miedo a que no las cumplan. De esta forma, el niño comienza a sentirse incapaz e inseguro.
Por ello, si el niño con TDAH no es tratado correctamente tendrá problemas de autoestima. Además, no sólo continuará teniendo dificultades para atender y controlar sus impulsos, sino que llegará a rechazarse a sà mismo, a la escuela, a los compañeros o amigos e incluso a la familia, mostrándose desmotivado para superar sus dificultades.
No debemos olvidar que el concepto que tenemos de nosotros mismos se va formando a lo largo de la vida, en todas las etapas por las que vamos pasando, y cada una nos aporta experiencias y sentimientos diferentes con las que vamos construyendo una sensación general de valÃa y capacidad personal. Por ello, debemos apoyar a los niños con TDAH, al igual que al resto de personas, a mejorar su percepción personal, demostrándoles su valÃa y las capacidades y actitudes positivas que tiene.

Cómo manejar la impulsividad de los niños hiperactivos en el aula
los alumnos TDAH emplean muy poco tiempo en analizar los estÃmulos, son poco atentos y cometen más errores que los reflexivos. Deben tomar conciencia de los procesos cognitivos que se utilizan en el aprendizaje para aprender a controlarlos, reconducirlos y optimizarlos.
También deteriora seriamente la capacidad de aprendizaje del niño y su buena adaptación a la escuela y los compañeros. En primer lugar, debe quedar claro que el niño tiene dificultades para regular su estado de activación. Por eso siempre suelo recordar que: "No es tanto que no quieran autocontrolarse sino que tienen dificultades para hacerlo". Una vez activados (descargas hormonales conjuntamente con emociones intensas de frustración) tienen que efectuar alguna acción (rabietas, huida, agresión, lanzamiento objetos, etc.). Ello no quiere decir que seamos tolerantes, sino que desde la comprensión de lo que pasa podemos ayudarle de forma más eficaz. A este respecto, hay que señalar, que la mayorÃa de niños impulsivos suelen luego arrepentirse y se comprometen a no volver a hacerlo cuando se lo razonamos. No obstante, vuelven a recaer en los mismos comportamientos disruptivos al tiempo que manifiestan una cierta perplejidad o inquietud al verse superados por sus propios actos y no saber por qué vuelve a ocurrir.
La impulsividad es la causa del comportamiento inadecuado, la precipitación de la respuesta hace que no entren en marcha los mecanismos de reflexión que seleccionarÃan una respuesta más adecuada. Una respuesta probablemente más racional y menos emocional.
Se contempla el TDAH como un fallo en el tiempo de demora, el tiempo de espera desde que entra un estÃmulo y se responde ante él. Cuando nuestro cerebro recibe una información se dispara una gran cantidad de actividad cerebral y se ponen en marcha de manera automática, involuntaria e inconsciente diferentes procesos, pero lo más importante es que estos procesos podemos hacerlos voluntarios y conscientes. El niño con TDAH no sólo tiene dificultades en ese tiempo de demora que es menor, sino en no saber que voluntariamente y conscientemente puede utilizar su mente, desarrollar y potenciar esos procesos: mirar, observar, atender, analizar, seleccionar de forma consciente, utilizar su mente para pensar en el pasado y anticipar el futuro, tomar decisiones, pensar un plan, entre otros.
La impulsividad como deficiencia mediacional (Meichenbaum, 1977) es considerada como consecuencia de una debilitada habilidad del lenguaje para guiar, controlar o gobernar la conducta. En los niños con TDAH existe un déficit en la adquisición del lenguaje interno como mediador de la conducta, existiendo diferentes niveles de deficiencias en este discurso privado de auto-guÃa: deficiencia de mediación (no hay habla interna o no es auto-guÃa), deficiencia de producción (sà utilizan autoinstrucciones de autoguÃa pero fracasan a la hora de ponerlas en práctica en las situaciones apropiadas), deficiencia de autocontrol (sà utilizan autoinstrucciones de autoguÃa, las ponen en práctica en las situaciones apropiadas, pero son insuficientes para controlar la conducta). Las conductas impulsivas se manifiestan en:
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Interrumpe a los demás.
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Se entromete en los asuntos de los demás.
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Responde precipitadamente a preguntas.
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Se muestra impaciente.
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Dificultad para aplazar una gratificación.
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Dificultad para esperar su turno.
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Actúa sin pensar. Falta de reflexividad. Se salta normas.
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Dificultad para tareas de análisis.
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Poco control sobre la expresión de sentimientos.
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Dificultad para inhibir la conducta. No siguen instrucciones
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No evalúa consecuencias.
Respecto de estas conductas el profesor/a puede llevar a cabo diferentes estrategias y pautas de intervención a aplicar en el aula:
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Definir normas: Consensuar y definir las normas generales del aula, y decidir las consecuencias de su incumplimiento. Redactarlas en positivo, han de ser pocas, claras y consistentes. En el caso de niños con TDAH es importante anticiparse a su conducta, hacer un recordatorio frecuente de la normativa y colocarla en un lugar visible del aula.
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Invitar a la reflexión: el profesor puede hacer la pregunta, "invitar a pensar" y responder más tarde. También pueden hacer que deban tomarse el tiempo necesario antes de dar respuesta a cualquier tipo de ejercicio (demora reforzada). No dar por buena la primera respuesta y pedir volver a pensar.
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Herramientas para recordar: Podemos decirle al alumno que escriba lo que va a decir para asà estar seguros de que no se olvidan y asà aprenden a respetar el turno.
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Ayudarle a generar alternativas: Hacer un ejercicio de reflexión, tras la acción, que evalúe su conducta sin sentirse culpable pero sà generando alternativas para que estén en su mente otras posibles actuaciones. Esto se puede llevar a cabo analizando las consecuencias de cualquier problema viendo las distintas alternativas de solución que se generan y eligiendo una de ellas para la resolución del problema.
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Modelo participativo: El profesor/a puede ejemplificar ante los alumnos la realización de los ejercicios y los corrige verbalizando las estrategias de solución. El objetivo es servir de modelo para que observen e imiten, haciendo uso de las autoinstrucciones.
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Realizar una mayor supervisión: en situaciones menos estructuradas como el patio de recreo, salidas, desplazamientos, fiestas?
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Favorecer el autocontrol: mediante el entrenamiento en autoinstrucciones,intentando que el alumnado modifique las verbalizaciones internas que emplea cuando realiza cualquier tarea y las sustituya por verbalizaciones que son apropiadas para lograr el éxito y control de su conducta. El objetivo es enseñar el lenguaje como autoguÃa y que utilicen pasos que les ayuden a organizar su pensamiento de forma más ordenada cuando se enfrentan al ejercicio. Pedirle que piense en voz alta para ayudarle a generar un lenguaje interno que controle su conducta.
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Uso de reforzadores: reforzar al grupo la conducta adecuada que hayamos planteado. Ej.: "¡Qué bien!, gracias a que habéis seguido la explicación sentados y en silencio, hemos podido terminar a tiempo". Elogiar, en los momentos de inicio de conducta inadecuada, al alumno que presente un comportamiento adecuado y que pueda servir de modelo. Expresarle diariamente aspectos positivos realizados y utilizar un registro donde pueda ver sus avances que realiza en los aprendizajes.
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Mantener la calma: Es muy importante que cuando se produzca un episodio de impulsividad extrema (rabieta, insultos, etc.) los padres, maestros o educadores mantengan la calma. Nunca es aconsejable intentar chillar más que él o intentar razonarle nada en esos momentos. Esto complicarÃa las cosas. Tenemos que mostrarnos serenos y tranquilos pero, a la vez contundentes y decididos
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Hablar sobre las conductas inadecuadas: hacerlo siempre en privado. Evitar comparaciones con otros alumnos. Evitar comentarios negativos, ironÃas, alzar la voz. Nunca decirle que es malo sino que se ha portado mal durante unos momentos y que eso puede arreglarlo en un futuro si se empeña en ello. El niño debe aprender, aunque aceptemos el hecho de que tiene dificultades para controlarse, que sus actos tienen consecuencias. Por ello, contingentemente a las rabietas, conductas desafiantes, agresiones u otros, deberemos ser capaces de marcar unas consecuencias inmediatas (retirada de reforzadores, tiempo fuera, retirada de atención, castigo, etc.). Por ejemplo si ha lanzado objetos, deberá recogerlos y colocarlos en su lugar; si ha insultado deberá pedir disculpas, etc. esperando a que se tranquilice para aplicar las contingencias marcadas.
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Cuidar la autoestima: Sustituir el verbo ser por el verbo estar, para cuidar su autoestima e informarle del comportamiento esperado. Ej.: en lugar de "Soy un atolondrado", decir "Estoy atolondrado". Puede ser más adecuado utilizar como señal de aviso algún movimiento concreto del maestro/a. Este método es más discreto y tiene la ventaja que suele pasar desapercibido por el resto del grupo. Por ejemplo: "Cuando veas que te miro y doy dos golpecitos con mi bolÃgrafo o cuando me toque la nariz, etc."
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El semáforo: Una estrategia que podemos emplear y suele funcionar, es la técnica del semáforo. La estrategia es simple: se trata de avisar al niño o grupo de alumnos (proporcionarles feedback) cuando se están empezando a activar. El color verde significa que todo va bien, el amarillo significa precaución y el rojo que es una conducta inadecuada. La técnica del semáforo es también muy adecuada para utilizarla en dinámicas grupales en las que todos los niños reciben las instrucciones y asà conseguir una cierta autorregulación del grupo en casos en los que haya riesgo de conflicto.
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Estrategias de relajación: Si el niño ha trabajado, paralelamente, alguna técnica de relajación o estrategia alternativa de afrontamiento, podrá intentar ponerla en marcha cuando note la activación o se le avise de ella. Por ejemplo, podemos (según edad y caracterÃsticas del niño) enseñarle a que cuando se note activado procure respirar profundamente al tiempo que se da autoinstrucciones: "Tranquilo", "Cálmate", etc, o incluso utilizar la técnica de la tortuga.
